miércoles, 11 de octubre de 2017

Va de retro

Me permito republicar un texto de enero del año pasado (2016). Si es que da rabia, tan evidente todo, tan meridiano, que no meridional. Y llegó la segunda jugada.

Jaque mate en tres jugadas

“Joder, joder, joder, joder…”. Permítanme citar a Hugh Grant en “Cuatro bodas y un funeral”. Cataluña mediante, tendremos gobierno del PP con Rajoy a la cabeza. Quizás no para siempre, pero un día más ya es demasiado Rato. El asalto del independentismo catalán, de seguir así como va, achica casi todo el espacio de movimiento a la izquierda, incluyendo Podemos, el PSOE o el recuerdo de IU.
Es así, y poco más queda. Hay temas que acallan todos los demás. Temas con los que el debate, las sutilezas, los razonamientos o los matices desaparecen. Sea la violencia terrorista de ETA, o el asalto a la legalidad de varios actores políticos catalanes.
Parece que aún no lo han visto o no lo quieren ver en Podemos y sus variantes plurinacionales. Pero da igual. El principio de esperanza siempre cede ante el empuje del principio de realidad, cuando del Estado se trata. En otros temas, como el medioambiente, el principio de realidad terminará promocionando al principio esperanza. Pero aquí y ahora no es el caso.
Dependiendo del ritmo catalán, ya no entran elecciones y sí reacciones. Ya lo decíamos hace años, que a Rajoy se le podía aparecer la Moreneta y hacerle de Pilar para este “revival” de Santiago. ¿Serían tan insensatos en el PSOE como para no respaldar las actuaciones del gobierno destinadas a restablecer la legalidad constitucional? Ya le digo yo que, aunque la estupidez no tiene limite, también para algunos barones del PSOE existe un “non plus ultra”.
Escenario más probable al 95%. A la primera que silben en Cataluña, el gobierno Rajoy saltará al ruedo con España y la Constitución por montera. Investidura de Rajoy con la abstención del PSOE y el apoyo inquebrantable de Ciudadanos. Frente constitucional. Crisis de “postureo” y sutilezas en Podemos, con reventón plurinacional. Y así, el PP gobernará mientras quede cuerda. Esa misma cuerda que a unos les vale para colgarse, y a otros para hacer de Tarzán.
Y aquí estamos, subidos en el techo de un coche hundido en mitad del canal (“The Full Monty”). ¿Qué quedó de la ocupación de la Plaza del Sol?¿Qué de sus obvias reivindicaciones?¿Qué de la lucha contra la corrupción rampante, presente en el blasón de tanto partido e institución?¿Qué de la transparencia, las puertas giratorias, la regeneración?¿Son imaginaciones mías o alguna vez en España existieron los derechos sociales y laborales?¿A dónde fueron todos los dolores de la democracia española? Todo apunta a que las esperanzas de remedios y curas democráticas el placebo catalán se las llevó.

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