jueves, 5 de octubre de 2017

Piratas del arribe


Todos sabemos cómo terminará esto de Cataluña. Y se sabe desde el principio. Solamente los desconectados de la realidad o los que hablan con tanta fluidez el doble lenguaje que se quedan obnubilados en sus pliegues no lo ven. Ese doble lenguaje que el Gobierno de la Verdad está utilizando profusamente en Cataluña, desde que un golpe de mar electoral les arrojó a las playas de los lotófagos. En el doble lenguaje, imponer minorías se llama democracia, odiar y abrumar a los demás se llama libertad, y así dale que dale Miguel diciendo una cosa con los labios y haciendo otra con la lengua.

No hay nada aberrante. Nada social es espontaneo. El clima de odio es resultado de practicar la socialización por el extremo del adoctrinamiento. La diferencia es simple. Los individuos se socializan en la diversidad de las familias, los grupos de amigos, las escuelas, las asociaciones deportivas o culturales, etc. El adoctrinamiento lo es en una fe. Sea esta religión, política o deportiva. El adoctrinamiento en un paraíso perdido y recobrado (nosotros desde el neolítico neohistorico, nosotros en un futuro universal) y un infierno (los otros, a lo Sartre). No hay diferencia entre un niño con una bandera de España con el aguilucho, la gamada, la estelada, la confederada en EE. UU., y todas las banderas de patriotas. La única bandera decente (por decir algo) es de estados y ciudadanos. Todas las demás son poner una cruz en los hombros de los niños. Los encaminan a la crucifixión de su libertad personal, del espíritu crítico.

Y ahora el ahora. Felipe VI no dio el discurso para Rajoy o por Rajoy. No nos hablaba a civiles o políticos. Es difícil dudar cuantas llamadas ha recibido de compañeros de armas preocupados. Los policías clamaban “dejadnos actuar”. Ellos lo decían. Otros lo piensan. El mensaje tenía una única palabra tabú y es la que critican que no dijera: dialogo. Felipe VI lo dijo meridiano: quede claro que mi corona está atada al mástil de la unidad de España. Y de ahí sacad las consecuencias. España ya no tiene complejos. No es la situación que nos hizo abandonar el Sáhara. Esto es una democracia, la constitución es la ley y la ley tiene como garantes últimos aquellos con el monopolio de usar la violencia. Cuando los políticos se cansen de hacer el indio, mandare la caballería. Y Chinpun. No digo que guste o no. Solamente describo la situación y dónde termina el chicle si lo mastican demasiado.

Por cierto. Ya lo afirmo con años de anticipación. En clave local, el Ayuntamiento de Alicante y el Gobierno de la Generalitat Valenciana tendrán gobierno del PP en las próximas. Muy posiblemente con mayoría absoluta. En otra lo explico, pero solamente para los que no viven por aquí. Y no hace falta usar las luces largas o las antiniebla. Con las de cruce ya se ve. Incluso con los intermitentes.
Nota del día: Arribe, en náutica significa navegar dejándose llevar por el viento

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